
Controversia sobre la encuesta del Ministerio de Educación libanés sobre el género estudiantil… ¿Es la “tercera opción” una señal de apertura o una chispa de división?
En las últimas semanas, una encuesta emitida por el gobierno a través del Ministerio de Educación del Líbano ha encendido un debate a nivel nacional, provocando el escrutinio público, comentarios políticos y división social. En el centro de esta controversia se encuentra un cuestionario aparentemente sencillo distribuido en las escuelas libanesas que incluía una pregunta sobre la identidad de género. Aparte de las opciones tradicionales "masculino" y "femenino", el formulario introdujo una tercera categoría: "otro". Este gesto, que muchos interpretaron como un reconocimiento hacia la inclusión de género, ha generado tanto elogios como indignación.
Mientras el país lidia con la inestabilidad política, la crisis económica y un sistema educativo fracturado, la inclusión de una tercera opción de género en un formulario oficial puede parecer insignificante. Sin embargo, en el complejo panorama sociopolítico del Líbano—donde religión, identidad y tradición se entrelazan—este acto ha resultado ser tanto simbólicamente poderoso como potencialmente polarizante.
La encuesta: ¿De qué se trataba?
En marzo de 2025, el Ministerio de Educación del Líbano lanzó una iniciativa para recopilar datos sobre estudiantes en todas las escuelas públicas y privadas. El propósito, según explicaciones oficiales, era comprender mejor el panorama demográfico y planificar de manera más eficaz. Junto a preguntas sobre edad, región y dominio del idioma, el formulario incluyó una pregunta que se convirtió en el centro de la polémica: “¿Cuál es tu género?”, con las opciones "masculino", "femenino" y "otro".
La inclusión de una “tercera opción de género” fue algo sin precedentes en las instituciones públicas libanesas. En pocas horas, capturas del formulario inundaron las redes sociales, desatando una tormenta digital de opiniones encontradas.
Reacciones públicas: Aplausos vs. alarma
Las reacciones fueron inmediatas y profundamente divididas. Grupos progresistas y defensores de los derechos humanos aplaudieron el gesto del Ministerio como un paso necesario hacia políticas educativas más inclusivas y modernas. Las organizaciones LGBTQ+ en el Líbano—que operan en un entorno desafiante—recibieron con entusiasmo este reconocimiento simbólico de las identidades no binarias, viéndolo como un avance en visibilidad e igualdad.
Por otro lado, voces conservadoras, autoridades religiosas y varios partidos políticos expresaron una fuerte condena. El Gran Muftí de la República Libanesa y otros líderes clericales calificaron la tercera opción como una imposición ideológica extranjera, ajena a los valores culturales y religiosos del país. Algunos acusaron al Ministerio de ceder ante presiones internacionales para normalizar ideologías "no tradicionales" en una nación ya profundamente afectada por múltiples crisis.
Numerosos padres protestaron en redes sociales alegando que la encuesta confunde a los niños, contradice los valores familiares y no debe formar parte del sistema educativo público. Al mismo tiempo, analistas políticos advirtieron que tales acciones, si no se abordan con sensibilidad, podrían intensificar las divisiones culturales e incitar a reacciones radicales.
Respuesta del Ministerio: ¿Aclaración o más polémica?
Ante la creciente presión, el Ministerio de Educación emitió una declaración oficial: “La encuesta tiene fines estadísticos y de planificación. La inclusión de múltiples opciones de género refleja prácticas globales de recopilación de datos y no implica cambios curriculares ni de políticas.”
Esta aclaración no logró calmar las aguas. Para los críticos, planteó preguntas aún más profundas sobre la dirección del sistema educativo libanés y si el gobierno está abriendo el camino a reformas más amplias sobre género e identidad sin diálogo público. Para los defensores, la declaración representó un retroceso bajo presión—otro ejemplo de cómo las políticas progresistas se apagan ante la influencia del conservadurismo político.
El contexto legal y cultural del Líbano respecto al género
El Líbano es una paradoja cuando se trata de derechos de género e identidad sexual. Aunque el país goza de mayores libertades en comparación con algunos vecinos regionales, las protecciones legales para las personas LGBTQ+ son escasas. El artículo 534 del Código Penal libanés, que penaliza el “acto sexual antinatural”, ha sido interpretado de distintas maneras por los tribunales, y aunque algunos jueces se han negado a aplicar condenas bajo este artículo, no ha sido derogado.
Tampoco existe reconocimiento oficial para personas no binarias o transgénero en documentos civiles. Las escuelas carecen de educación en género o sexualidad, y el discurso público sobre identidad de género sigue siendo un tabú fuera de círculos urbanos progresistas como Beirut.
Así, la pregunta sobre el género en la encuesta se ha convertido en un punto de inflexión cultural. Ya no se trata solo de recopilar datos: es una batalla simbólica sobre temas mayores como quién define la identidad en el Líbano, si la educación debe liderar el cambio social o si debe reflejar los valores tradicionales.
Perspectiva juvenil: ¿División generacional?
En medio de la polémica, surge una voz más tranquila pero potente: la de los propios estudiantes. Entrevistas con alumnos de secundaria y universitarios revelan una clara división generacional. Muchos jóvenes libaneses ven la inclusión de la tercera opción de género como algo natural, incluso tardío. Están creciendo en un mundo interconectado donde la fluidez de género y la libertad individual son temas comunes en TikTok, YouTube e Instagram.
Esto no significa que todos los jóvenes estén de acuerdo. La clase social, el trasfondo religioso y la región de origen influyen notablemente en sus opiniones. Un estudiante de Trípoli podría ver esta cuestión de forma diferente a uno de Hamra. Sin embargo, esta apertura generacional está cambiando poco a poco la opinión pública y derribando los muros culturales que antes limitaban estos debates.
Explotación política: ¿Nuevo campo de batalla?
El sistema político libanés, marcado por el sectarismo y el clientelismo, no tardó en utilizar la controversia como arma política. Algunos líderes populistas han usado la encuesta como ejemplo de decadencia moral, criticando al gobierno por enfocarse en cuestiones secundarias mientras persisten problemas como los salarios impagos a docentes, infraestructura escolar deteriorada y planes de estudio obsoletos.
Otros intentaron aprovechar la situación para mejorar la imagen del país ante donantes internacionales, presentando al Líbano como una nación abierta al cambio. Como suele ocurrir, la verdad es mucho más compleja y se encuentra en un punto intermedio.
Lo que está claro es que este episodio ya no se trata solo de un formulario. Se ha convertido en un símbolo del tipo de país que el Líbano quiere ser en el futuro.
Medios y desinformación
En la era digital, ninguna controversia se libra del impacto de la manipulación mediática. Varios medios de comunicación—tanto progubernamentales como de oposición—enmarcaron la historia según sus intereses. Algunos titulares gritaban “¡El Ministerio promueve la confusión de género!”, mientras otros celebraban la iniciativa como “un hito en los derechos educativos”.
Las redes sociales tuvieron un papel aún más caótico. Circularon versiones falsas del formulario, con opciones de género como “alienígena” o “robot”, lo cual desató burlas y más indignación. Esta distorsión digital solo aumentó la confusión pública y la desconfianza.
¿Diálogo abierto o más división?
El Ministerio de Educación libanés enfrenta una decisión crítica: mantener la inclusión o retroceder ante la presión. Cualquiera de los caminos conlleva riesgos.
Si elimina la opción "otro", puede alejar a una parte creciente de la población que desea reconocimiento y progreso. También podría enviar un mensaje negativo a organizaciones de derechos humanos que monitorean el avance de políticas inclusivas.
Si mantiene la opción sin dialogar con líderes religiosos, docentes y la sociedad civil, corre el riesgo de profundizar divisiones culturales y provocar que muchas escuelas ignoren el formulario.
Lo que se necesita no es una solución binaria, sino una conversación nacional honesta e inclusiva. El Líbano debe preguntarse: ¿Podemos encontrar un equilibrio entre identidad y tradición? ¿Puede el sistema escolar representar a la mayoría cultural sin excluir a las minorías?
Reflexión final: Más que una casilla de formulario
En resumen, el revuelo por una simple pregunta en una encuesta refleja el profundo conflicto del Líbano con la identidad, el progreso y el pluralismo. Nos recuerda que la educación no solo trata de conocimiento, sino también de valores. Y cuando estos valores chocan, el aula se convierte en un campo de batalla para el alma de la nación.
Si la “tercera opción” será recordada como una chispa de luz o como una chispa de división dependerá de lo que venga después: censura, diálogo o transformación.
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Este blog analiza la controversia sobre la encuesta de género del Ministerio de Educación del Líbano, explorando la inclusión de una tercera opción de género y su impacto en la sociedad libanesa. Profundiza en las reacciones de padres, estudiantes, líderes religiosos y figuras políticas, y plantea si esta medida representa un avance progresista o un factor de división cultural. Para más contenido sobre reformas educativas en Medio Oriente, política de género en el Líbano y la visibilidad LGBTQ+ en las sociedades árabes, sigue nuestra plataforma. Descubre análisis sobre el sistema educativo libanés, el discurso público sobre identidad y cómo las políticas de inclusión afectan la cohesión cultural.
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